El informe del Defensor del Profesor resalta que la conflictividad en las aulas impacta directamente en la salud mental de los profesionales de la enseñanza. Lo que aquí aparece como frías estadísticas es un auténtico drama. Si hay un lugar en el que deberíamos ensayar las relaciones que nos gustarían que fueran predominantes en el ámbito social, ese lugar debería ser la escuela. Sin embargo, una vez más, los centros educativos se comportan como espejos más que como proyectores. El aula contiene, en escala, un microclima social que asusta. Y para bregar con él no hay más que discursos y un número cada vez mayor de protocolos que hace que los institutos, en su dinámica externa a las aulas (jefaturas de estudio y dirección) se parezcan más a los tribunales de menores. Los profesores, especialmente de secundaria pero también en primaria, tienen un límite. Y no hablamos de profesores despreocupados (estos, que también los hay, no son ni mucho menos la mayoría) sino de auténticos profesionales entregados a su labor. Son éstos los que cada día en mayor proporción son incapaces ya de bregar solos (así es como se sienten muchas veces) en esta «guerra» diaria. Abordar este tema individualmente es, como nos hemos hartado de decir, como poco una gran incongruencia. Hay temas que, si no logramos tratar transcendiendo las urgencias del día a día, será difícil reconducir (manuelaraus)

La crisis de autoridad del profesorado: «En cada clase hay un 20% de chavales que te desafían»
Más de 2.000 docentes de toda España (concretamente, 2.101) acudieron el curso pasado (2023-24) al Defensor del Profesor, un servicio de atención puesto en marcha por el sindicato independiente de enseñanza Anpe. Las consultas -que son más mayoritarias en secundaria y primaria que en infantil, FP y otras enseñanzas- han crecido casi un 8% respecto al año académico anterior (2022-23). La queja principal fueron las falsas acusaciones (casi 37%) y los problemas con la Administración (idéntico porcentaje), seguidas de las faltas de respeto (34%) y el acoso (20%).
Según la coordinadora estatal del Defensor del Profesor, Teresa Hernández, estas cifras son “la punta del iceberg” dado que solo muestran una pequeña parte de los problemas de convivencia en los centros educativos. “Los docentes se enfrentan a dificultades en su día a día y la Administración no pone medios para superarlas”, concluye Hernández.
El informe del Defensor del Profesor resalta que la conflictividad en las aulas impacta directamente en la salud mental del profesorado. Aumenta ligeramente el porcentaje de docentes atendidos por este servicio a los que se les ha diagnosticado depresión (13,4% frente al 12,7% del curso anterior) y se mantienen muy altos los niveles de ansiedad (70%, que supone una ligera caída frente al informe del curso anterior). Las bajas médicas de los profesionales que han llamado al servicio sindical persisten en el mismo porcentaje (16%).
“Factores como los constantes cambios normativos, la infradotación de las plantillas docentes y de personal de administración y servicios, y las plataformas digitales poco intuitivas y propensas a sufrir dificultades de conexión, así como la puesta en marcha de un número cada vez mayor de proyectos sin asignación presupuestaria ni de recursos humanos, multiplican las tareas que debe realizar el personal docente provocando estrés y desmotivación”, insiste la representante sindical.
Respecto a los conflictos concretos con alumnos y las alumnas, la queja mayoritaria son los problemas para dar clase (20%), seguido muy de cerca de las faltas de respecto (19%). Las falsas acusaciones (15%) y las amenazas (12%) ocupan las siguientes posiciones de la lista, en la que están incluidas las agresiones de escolares a docentes (7,5% frente al 7,1% del informe del año pasado).
Problemas con madres y padres
Muchas de las llamadas de los docentes al Defensor del Profesor están relacionadas con conflictos específicos con las familias de los estudiantes. La queja mayoritaria son las falsas acusaciones (21%), seguidas de las denuncias ante los servicios de inspección (16%). La lista incluye también, aunque en porcentajes minoritarios, la presión por las notas (6,5%) y las agresiones por parte de madres y padres (2%). Ambas situaciones conflictivas han bajado, respectivamente, un punto porcentual y medio punto respecto al informe del año pasado.
Autora del extracto del informe: Olga Pereda. Para El Periódico.
