Este es parte de un sugerente prólogo de una obra escrita por varios autores de actualidad. Entre ellos se encuentran Robert J. Swartz, Arthur L. Costa, Barry K. Beyer, Rebecca Reagan y Bena Kallick. Al finalizar ofrecemos una parte de ella puesto que no la hemos conseguido aún completa. Trata de aproximarnos a lo que en teoría todos queremos contribuir dentro del proceso de enseñanza- aprendizaje en el que estamos inmersos tanto como educadores como educandos (y somos las dos cosas siempre). Se basa en la investigación seria, es decir, en la experiencia, en la reflexión de lo que hemos venido haciendo, a veces intuitivamente y otras con mayor fundamentación. Y, para hacerlas aún más sugerente, tiene en cuenta las aportaciones de diversos profesionales de campos que van desde la filosofía a los neurocientíficos. Merece la pena meterla en la agenda.
Sin embargo, y teniendo en cuenta todo lo ya mencionado, enseñar a pensar y a comprender un tema determinado de una forma sistemática y accesible no empieza a cobrar importancia hasta la segunda mitad del siglo xx, cuando varios filósofos, psicólogos, profesores y otros profesionales de diversos tipos, relacionados de un modo u otro con la comunicación, comenzaron a organizar lo que consideraban que había que hacer y cómo tenía que hacerse. Hoy, abundantes estudios de laboratorio e informes basados en los centros educativos, así como otros muchos experimentos concretos, conforman la práctica
Los autores de este libro han contribuido de forma clave a lo largo de los años al desarrollo de este oficio, defendiendo a capa y espada la importancia de aunar enseñar a pensar y enseñar contenidos dentro y fuera de cada disciplina. Se han unido en este libro para ofrecernos una visión más amplia. A lo largo de estas páginas conoceremos aspectos del pensamiento eficiente, el papel de los hábitos mentales, el modo en que esta forma de pensar eficiente abarca no solo destrezas, sino también inclinación, es decir, actitudes mentales que fomenta el pensamiento consciente.»