La realidad de las muertes violentas es tan sangrante y abundante por esos lares que, como toda persona que no ha perdido el juicio, lo razonable era preguntarse por las causas y el origen de esa violencia que tenía que atender tan frecuentemente. De aquí surge la elaboración de este trabajo de investigación. Modesto y premeditadamente limitado en sus pretensiones. Pero muy sugerente. Hace algunas décadas un trabajo similar se realizaba en los guettos de afroamericanos de Harlem (New York) precisamente buscando el origen de la violencia de las bandas y las calles. Y tanto en aquel como en este trabajo, se indagó en la importancia de la ausencia de la figura paterna en la familia para explicarse este fenómeno. LA AUSENCIA DEL PADRE. Ya nos lleva pareciendo hace mucho tiempo necesaria esta incursión en un tema que parece casi tabú.
Es un trabajo del área de medicina pero con una evidente capacidad de transposición al campo educativo. No obstante, un enfermero no deja de ser en gran medida «un educador». Cuando en nuestras aulas, en nuestros alumnos, en los contextos de nuestros alumnos, la violencia- desde la física a la psicológica o moral- se ha instalado y «normalizado», también nosotros deberíamos preguntarnos si esto tiene algo que ver con la «familia» que se está viviendo, con la ausencia del padre (que puede ser física o puede ser por «dejación»). Aquí va un apunte. Nada más. Y un pequeño homenaje a mi amigo Francisco, que con otros muchos amigos suyos y amigos compartidos por la militancia, ha decidido entregar su vida a construir un mundo de Paz con Justicia.