Traemos a esta entrado dos extractos. El primero nace de un informe de la Unicef sobre el sufrimiento de los niños en la guerra. En todas las guerras. El segundo es un extracto del Comunicado que el Movimiento Cultural Cristiano, al que pertenezco, emitimos con ocasión del pasado 16 de Abril de 2022 ( y que podéis leer íntegro en este enlace NO A LA GUERRA CONTRA LOS NIÑOS. CONSTRUYAMOS LA PAZ). En ambos, dejo constancia de la situación que están viviendo los niños, muchísimos niños, que no pueden acudir a la escuela. Porque ellos siempre serán un motivo para que la Escuela ponga las bases necesarias para construir la Paz (manuelaraus)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F1c7%2F1a6%2F9ac%2F1c71a69ac2bc7abd3f654a18cb5af68b.jpg)
Extracto del artículo publicado por El Confidencial en Febrero 2022. Autor: Chema Vera
La medida más efectiva para la protección de la infancia en una guerra es que no haya guerra. Y si esta comienza, todos los esfuerzos se deben poner en lograr un alto el fuego como freno a la violencia y camino hacia la paz
Esto concluía Forges hace años en una viñeta, refiriéndose a esta terrible realidad que se ha exacerbado en las últimas décadas. Las guerras de hoy tienen un impacto mayor sobre la población civil, especialmente sobre la más vulnerable y de forma más aguda sobre la infancia, cuyos derechos son despreciados con frecuencia en los conflictos .
Los niños y las niñas sufren en sus cuerpos la violencia de combates que ya no se concentran en frentes, inexistentes como tales. De hecho, Unicef ha reportado que más del 45% de las víctimas mortales en conflictos desde 1980 han sido niñas y niños. El hambre, un arma letal en las guerras, se ceba con los menores, que también son víctimas de otra arma terrible, la violencia sexual. Los efectos de un conflicto en sus vidas, bienestar y futuro son devastadores al cercenar oportunidades educativas y de desarrollo y provocar heridas en su salud física y mental. La situación que han sufrido y en la que están ahora millones de niños en Afganistán, amenazados por la hambruna, sin educación ni acceso a la salud, es uno de los ejemplos recientes más dramáticos.
La medida más efectiva para la protección de la infancia en una guerra es que no haya guerra
En Ucrania viven 7,5 millones de niñas y niños que hoy están amenazados por misiles, aterrorizados por las sirenas y desprotegidos en medio de un caos incierto y violento. Afina es una niña de nueve años que vive en el este de Ucrania, donde el conflicto ya dura siete años. Ella cuenta cómo perdió sus zapatillas cuando, con apenas dos años, tuvo que salir corriendo delante de un tanque. Los traumas y el estrés de vivir en medio de una guerra han contribuido a que desarrolle diabetes. Su futuro se quebró, como el de tantos menores más.
La medida más efectiva para la protección de la infancia en una guerra es que no haya guerra. Y si esta comienza, todos los esfuerzos se deben poner en lograr un alto el fuego como freno a la violencia y camino hacia la paz.
En los conflictos activos, no se trata solamente de que se haya debilitado la protección de la población civil
En los conflictos activos no se trata solamente de que se haya debilitado la protección de la población civil. Hay intencionalidad. De hecho, se producen ataques indiscriminados contra civiles que son utilizados como rehenes, escudos o blancos por parte de los bandos en conflicto. Hasta el 90% de los muertos por explosiones en áreas pobladas de zonas en conflicto son civiles . Naciones Unidas ha detectado 266.000 casos de graves violaciones contra la infancia en los últimos 16 años en más de 30 conflictos activos en el mundo.
Sin embargo, las guerras también tienen sus reglas, buena parte de ellas dirigidas a proteger a la población civil y de forma especial a la infancia vulnerable. Tras las atrocidades de la II Guerra Mundial, se aprobó la Convención de Ginebra, que incluye una serie de convenios y protocolos dirigidos a contener la brutalidad de los conflictos y asegurar la protección de la población civil y de los refugiados provocados por las guerras y la persecución. La convención ha sido firmada por la mayor parte de los Estados del mundo.
El IV Convenio de Ginebra, centrado en la “Protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra”, ha sido reforzado a lo largo del tiempo con protocolos adicionales tanto de la propia Convención de Ginebra como en la Declaración sobre los Derechos del Niño, que también aborda su protección en los conflictos.
En la práctica, el derecho internacional, que debe ser observado por todas las partes en conflicto, establece el principio de protección especial destinado a niñas y niños contra cualquier forma de asalto o violencia. Exige además que las partes provean los cuidados y ayuda que la infancia requiera por su edad o cualquier otro motivo y prohíbe el reclutamiento de menores en fuerzas armadas para ser obligados a combatir.
Extracto del Comunicado del MCC con motivo del 16 de Abril, Día internacional contra la Esclavitud Infantil (2022)
Hijos e hijas separados de sus padres: reclutados como soldados y esclavos sexuales
El número de niños soldados no ha bajado de 300.000 en pleno siglo XXI. Son niños forzados a empuñar un arma e incluso a matar a sus familias y amigos, en las más de 60 guerras y conflictos armados que coexisten en el mundo además de la guerra de Ucrania.
Sólo en Sudán del Sur, más de 19.000 niños han sido reclutados en las filas de grupos armados. En la República Democrática del Congo, más de 30.000 niños son obligados a combatir en la guerrilla contra el ejército como carne de cañón, como parapeto. Y a las niñas se las usa como esclavas sexuales, ¡cuando deberían estar en la escuela, deberían jugar, tener un futuro…! En Colombia, en Perú y en otras regiones de Centroamérica, las bandas, los colectivos mafiosos armados y las guerrillas están reclutando a niños y sacándolos de la escuela para perpetrar sus actividades criminales.
Padres separados de sus hijos e hijas: Cuatrocientos millones de niños huérfanos
Aproximadamente 10.000 niños al día pierden al menos a uno de sus padres en el mundo debido al hambre, la pobreza, las catástrofes naturales, los conflictos armados, las guerras y la migración. Otros muchos millones de niños abandonan sus hogares porque son víctimas de maltrato físico o psicológico, disciplinas violentas, el abuso sexual o el acoso escolar
Habría que incluir también, fundamentalmente en los países enriquecidos, los niños que han sido retirados de la custodia de sus padres por diferentes causas (maltrato, separaciones, abusos, etc.) y a aquellos que, aun viviendo con sus padres, pasan gran parte del día solos, porque la precariedad y explotación de los padres impiden su cuidado.
Es necesario hacer visibles las vidas de estos niños que en su soledad llegan a vivir situaciones de auténtico maltrato y horror.
Miseria, violencia y esclavitud siempre han ido unidas.
Para combatir la violencia contra la infancia y contra los pueblos hace falta ir a la raíz de los problemas. Acoger y tratar de “curar” las heridas de tantos niños víctimas es urgente y necesario pero que esto sirva de excusa y freno para que no se cambien las causas que producen estas heridas es una canallada.

Hay que repetir una vez más que esta Economía capitalista mata. Todo el entramado de empresas, relaciones comerciales e instituciones políticas que han creado está sostenido en la premisa del poder, el lucro y la lucha por la existencia. Y toda la investigación tecnológica se ha puesto a su servicio. Esta es la base de todas las violencias. La explotación laboral, el trabajo basura, el descarte en el momento en el que no seas eficaz y útil para producir o consumir; la falta de techo, de pan y de escuela,…son el mayor mecanismo de violencia que existe.