
El grupo terrorista somalí Al-Shabab lleva meses amenazando y secuestrando a civiles en la región de Bay para obligar a las comunidades a entregar a sus niños y niñas para ser entrenados como soldados.
Desde septiembre de 2017, ancianos, maestros y comunidades son sometidos a esta presión. Pero la campaña de reclutamiento de menores por parte del grupo armado comenzó algunos meses antes y desde un primer momento se han ejecutado represalias contra las aldeas y personas que se negaban a colaborar. Como consecuencia de todo esto, en los últimos meses, cientos de niños han huido de sus hogares para escapar de este reclutamiento forzoso, como informa, desde hace tiempo, VOA.
En las últimas décadas, Al-Shabab ha reclutado a miles de niños como denunciaba en diciembre de 2016 el Secretario General de Naciones Unidas en un informe presentado a la Asamblea General. Según este documento, desde 2015 el grupo armado ha abierto grandes escuelas religiosas en áreas bajo su control. Este es un mecanismo que facilita el adoctrinamiento de los menores. Además, estos centros suelen estar conectados a campos de instrucción. Al mismo tiempo, presiona a los maestros para que reeduquen e implemente el plan de estudios de Al-Shabab en sus centros. En abril, el grupo anunció en su radio un nuevo currículum para las escuelas primarias y secundarias y volvió a amenazar a los colegios y maestros que imparten “doctrinas y conocimientos extranjeros”. Igualmente, obliga a los profesores a participar en los seminarios de formación que organiza sobre este nuevo plan educativo.
En su último informe sobre el país, la ONG Human Rights Watch (HRW) recoge testimonios de jefes de aldeas que dicen que en septiembre Al-Shabab les ordenó ir a un área controlada por ellos, Bulo Fulay, y entregarles docenas de niños de entre nueve y quince años bajo amenazas contra ellos y sus comunidades. Igualmente informa del secuestro de niñas y niños de sus escuelas y su traslado a la misma área, donde el grupo terrorista tiene varias escuelas y un gran campo de entrenamiento. Cuando maestros y ancianos se niegan a colaborar son retenidos hasta que la comunidad atiende a las peticiones de los terroristas. Siempre reclaman niños de entre 7 y 15 años.
Los niños que se quedan en sus aldeas tienen miedo de acudir al colegio, al igual que sus maestros. Algunos centros escolares no tienen más opción que cerrar debido a la huida de los profesores o para proteger a los menores.
Los milicianos de Al-Shabab también han extendido su campaña de reclutamiento a regiones del interior del país, como Mudug y Galgadud, de donde se retiraron las tropas etíopes recientemente.
Los niños que huyen lo hacen a zonas que no están bajo el control de Al-Shabab. Algunos llegan a casa de familiares, pero la mayoría termina en campos de desplazados. También son muchos los que no llegan a estas facilidades y se quedan en campamentos informales donde carecen de protección y de facilidades sanitarias y educativas y se ven forzados a trabajar para sobrevivir.
El Gobierno somalí ha tomado algunas acciones para proteger las escuelas y a los estudiantes. En 2016, asumió la Declaración de Escuelas Seguras, un compromiso internacional para garantizar que los centros educativos sean lugares seguros para los niños, incluso durante la guerra. Igualmente, ha firmado, pero no ratificado, el Protocolo Opcional de la Convención de los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en conflictos armados, que dice claramente que bajo ninguna circunstancia se debe reclutar a menores de 18 años. Pero la falta de medios para implementar estas medidas deja el campo libre al grupo terrorista.