El 45% de los hijos de padres con estudios básicos se quedan en ese nivel educativo
La tasa de abandono escolar temprano en España, del 17,3%, afecta siete veces más a los niños de familias con menor renta.
El nivel académico de los padres influye de forma determinante en el nivel educativo de sus hijos. En España, “persiste la transmisión intergeneracional de la desventaja educativa”, de forma que el 45% de los hijos de hogares con estudios básicos se quedan en ese mismo nivel, según un informe publicado este viernes por el Alto Comisionado para la lucha contra la Pobreza Infantil, órgano creado en 2018 por el Gobierno de Pedro Sánchez cuya labor es coordinar la acción de los ministerios para lograr que la igualdad de oportunidades se cumpla en el sistema educativo.
Solo el 32% de los niños de familias con estudios básicos logra alcanzar los superiores (universidad o FP de grado superior), mientras que el 75% de los hijos de padres con estudios superiores consiguen su misma titulación, señala el informe Pobreza infantil y desigualdad educativa en España. “Más que los recursos económicos, pesan las aspiraciones que los padres transmiten a sus hijos. En las familias de clase alta se vive como una tragedia que el hijo baje en el escalafón social con una profesión de menor nivel y, por ello, se hace un sobresfuerzo si el hijo presenta dificultades educativas”, señala José Saturnino Martínez, profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna.
Las diferencias socioeconómicas entre las familias también se reflejan en la tasa de abandono escolar temprano ―jóvenes entre 18 y 24 años que no llegaron a obtener el título de la ESO o dejaron los estudios una vez alcanzado ese nivel―, donde España presenta los peores resultados de la Unión Europea: un 17,3% frente al 10% de media europea. En 2019, el 29,7% de los jóvenes que abandonaron pertenecían a las familias con menor renta (concretamente, estaban entre el 20% de hogares más pobres), mientras que solo el 4,1% de los que interrumpieron sus estudios eran hijos de las familias con mayor poder adquisitivo. Lo que se traduce en que el abandono afecta siete veces más a los hijos de familias con menos recursos.

Lo mismo sucede con la repetición: un 28,7% de los alumnos habían repetido algún curso al finalizar la ESO en 2019, frente al 11% de media de la OCDE. De ellos, un 45,4% eran hijos de padres con estudios básicos, un 29,9% con medios y un 19,4% con superiores. “La alta tasa de repetición es costosa, ineficiente y desigualadora. Mantiene a los alumnos más tiempo del que deberían en el sistema educativo y no consigue nivelar la desigualdad de origen, ya que, sobre todo, cae sobre los hombros de los niños con menos recursos en casa”, señala Albert Arcarons, vocal asesor del Alto Comisionado. La repetición afecta seis veces más a los hijos de hogares con menos recursos.
Creo que, desde el punto de vsta educativo, lo que debe destacarse de esta noticia es que el 55% de los niños y jóvenes de familias de nivel educativo bajo, superan el nivel educativo de sus padres. Y no por ser autocomplacientes y fijarnos solo en lo positivo, sino porque lo mejor que podemos hacer por ese 45% es analizar qué sucede con el otro 55%.
Lo que estos datos ponen de manifiesto es que las condiciones socioeconómicas de las familias CORRELACIONAN con el rendimiento escolar, pero eso no significa que sean su CAUSA.
Debemos analizar qué sucede con los niños y jóvenes que consiguen altos niveles educativos, qué hacen sus familias y qué hacen las escuelas e institutos en los que están para que eso suceda. Y llevar esas actuaciones educativas al resto de la población y al resto de los centros educativos.
Probablemente, los docentes descubramos que parte de nuestro trabajo no es solo el que realizamos con nuestros alumnado, sino que se extiende a elevar el nivel educativo de toda la comunidad: de nuetro alumnado, pero tambien de las familias y del nuestro, en unas relaciones de igualdad en la que cada sector enseñe lo que pueda y aprenda de lo que le pueden enseñar los demás.
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