En este trabajo que os presentamos de Edgar Cabanas Díaz y Jara González-Lamas, muy interesante, se hace una crítica bastante bien fundamentada a uno de los «movimientos» que más ha acaparado la atención de psicólogos, docentes y público en general: la EDUCACIÓN POSITIVA (lenguaje positivo, psicología positiva, educación para la felicidad,… forman parte genérica del mismo movimiento). En el título se contiene la tesis fundamental del mismo: sesgo ideológico e importantes déficits científicos.

Con independencia de que se milite o se sea «activista» en dicho movimiento, lo cierto es que multitud de «lugares» propuestos por este movimiento, han empezado a ser «lugares comunes» de un sector importante de personas que forman parte de nuestro ambiente educativo. Sólo eso ya merece tener esta reflexión. La happycracia, de la que ya hemos hablado también en este blog, siempre nos produjo cierto estupor en un mundo que, al contemplarse sin tapujos, nos genera más bien un estado de ánimo de tristeza y desesperación. Una felicidad, una filosofía de la felicidad habría que decir, que nos preserva de mirar sólo un lado («el positivo») de la realidad, o nos entrena para evitar o dejar de lado aquello que nos desagrada o nos hace «sufrir», nos provoca, de primera, ciertas precauciones. Item más cuando la exasperación de la subjetividad, el subjetivismo llevado a su extremo de «criterio moral» o «derecho», es capaz de alargar la lista de los estorbos a la felicidad hasta el punto de desear prescindir a tu lado de cualquier otro ser humano. El éxito de las mascotas es tan apabullante que ya han superado en número a los recién nacidos en muchos lugares de nuestro país. Y es que…a lo mejor terminamos pensando que «los demás» no hacen más que «hacernos sufrir». Y «sufrir», sea lo que tu subjetividad determine que sea, es a todas luces el mayor obstáculo de tu felicidad. No vamos a seguir. Dejemos que este trabajo haga su trabajo. Y luego…hablamos. Si, de la felicidad. Porque es muy importante hablar bien de ella (manuelaraus)
Introducción a «Felicidad y educación».
Fundada en el año 2009 y enmarcada dentro de la psicología positiva, la EdPos se presenta como un «nuevo movimiento científico» llamado a sustituir los enfoques «tradicionales» y «remediales» en materia de intervención educativa para resolver muchos de los problemas que aquejan a la educación actual (Seligman & Adler, 2018). Con este fin, la EdPos propone fomentar «habilidades» positivas como el optimismo, la resiliencia, el mindfulness, la inteligencia emocional, el growth mind-set o la gratitud entre el alumnado.
El argumento principal del movimiento es que la felicidad no solo es (y debe ser) el objetivo primordial de la educación, así como un bien deseable en sí mismo, sino que es también el mejor medio para prevenir problemas de salud física y mental (e.g., depresión, ansiedad, estrés), mejorar el aprendizaje y aumentar el rendimiento y el éxito académicos (Seligman, Ernst, Gillham, Reivich, & Linkins, 2009).
No obstante, varios educadores positivos destacan que la novedad de la EdPos es más bien relativa, pues no se trataría tanto de introducir un nuevo paradigma educativo como de aplicar en el ámbito escolar, de forma relativamente ecléctica, aquellas intervenciones de la psicología positiva que parecen haber funcionado en otros contextos —como el ámbito clínico, el laboral o el militar (White, 2016; White & Kern, 2018).
Aparte de un número creciente de publicaciones científicas y programas propios de intervención educativa como el Penn Resiliency Program (PRP) —también apli-cado en el ejército norteamericano— o el Geelong Grammar School Project (GSS) —considerado el primer colegio «positivo» del mundo—, el movimiento cuenta con el impulso de un número también creciente de organizaciones no gubernamentales, think tanks y empresas de asesoría educativa (e.g., CorStone), escuelas privadas (e.g., St. Peter’s College) y redes académicas internacionales (e.g., International Positive Education Network, IPEN) alrededor del mundo, todas las cuales hacen continuos llamamientos a los políticos para implementar la EdPos en el currículo oficial de sus países (O’Connor & Cameron, 2017; Waters, 2011; White & Murray, 2015). En la actualidad, más de 17 países han implementado, en mayor o menor medida, iniciativas basadas en la EdPos —incluyendo España (Seligman & Adler, 2018).
En paralelo, un amplio número de estudios críticos ha analizado la EdPos desde diversas perspectivas, interesándose, entre otras cuestiones, por su calidad científica y por su papel en la educación. En cuanto a la primera, el consenso en torno a la calidad científica del movimiento es casi unánime: el entusiasmo generalizado que despierta la EdPos no está a la altura de la evidencia empírica disponible. Numerosas revisiones sistemáticas, informes y metaanálisis ponen de relieve problemas conceptuales y metodológicos significativos (Horowitz, 2018; Kristjánsson, 2012; Martin &
Amén de los déficits científicos, buena parte de la literatura crítica se ha centrado en analizar el papel del movimiento en la educación. En este sentido, las investigaciones se han centrado en señalar el sesgo individualista del movimiento (Binkley, 2014; Cabanas, 2018; Cabanas e Illouz, 2019) y su alineamiento con los valores del emprendimiento (Ecclestone, 2012), así como la noción terapéutica y neoliberal de alumno y, en última instancia, de ciudadano, que promueve la EdPos (Prieto Egido, 2018) —algunos de ellos aspectos que también han sido señalados por partidarios del movimiento.
En vistas del creciente interés generado por el movimiento, el presente artículo ofrece una mirada integradora y panorámica sobre los principales problemas que presenta la EdPos hasta la fecha. Para ello, se centra en dos grupos de limitaciones principales. El primer bloque aborda los principales problemas científicos del campo. El segundo bloque se centra en el sesgo individualista del movimiento y sus implicaciones. Ambos bloques recogen tanto las críticas realizadas desde fuera de la EdPos, como los retos y dudas planteadas desde dentro del movimiento. El artículo concluye con una breve reflexión personal en torno a la EdPos y sus implicaciones en el ámbito de la educación.
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EDGAR CABANAS DÍAZ Y JARA GONZÁLEZ-LAMASFELICIDAD Y EDUCACIÓN: DÉFICITS CIENTÍFICOS Y SESGOS IDEOLÓGICOS DE LA «EDUCACIÓN POSITIVA»Ediciones Universidad de Salamanca / ccby-nc-ndTeri. 33, 2, jul-dic, 2021, pp. 65-8568McLellan, 2013; Miller, 2008), ausencia generalizada de replicación de los estudios (Waters & Loton, 2019), modesta eficacia de las intervenciones (Coyne, 2016; Gong & Jiao, 2019; Gorard, See, & Davies, 2012), o efectos adversos y contraproducentes derivadas de las mismas (Humphrey, Curran, Morris, Farrell, & Woods, 2007; Sisk, Burgoyne, Sun, Butler, & Macnamara, 2018). Estos y otros problemas no han sido únicamente señalados por terceros: un número también creciente de educadores positivos destacan deficiencias similares en el movimiento, concluyendo que, si el grueso de estas críticas no se aborda con seriedad, la EdPos no solo «corre el riesgo de convertirse en otra moda más» (White & Kern, 2018) (p. 10), sino que «podría hundir el movimiento» (Ciarrochi, Atkins, Hayes, Sahdra, & Parker, 2016, p. 1).