El 28% de los jóvenes españoles no tiene terminado el Bachillerato ni la FP según la OCDE.

Es el porcentaje más alto de la UE

Uno de cada cinco jóvenes, ni estudia ni trabaja, frente al 13% de ‘ninis’ de la media europea. Se trata de un porcentaje demasiado alto pese a que mejoran algunos índices de éxito. Que además ahonda más en la brecha de la desigualdad social. A lo largo de los años que llevamos de democracia formal y escolarización obligatoria apenas hemos logrado rebajar las cifras de «fracasos escolares». Y, si además observamos los problemas de alfabetización funcional y alfabetización digital, o- si se prefiere- el nivel competencial de los que si lo terminan, debemos seguir preocupados. Tal vez resulte un análisis demasiado sesgado poner exclusivamente a la escuela como factor de fracaso. Aunque no podemos desentendernos de la responsabilidad que tiene una institución obligatoria durante al menos 10 años para todos los menores.

España es uno de los países de la OCDE con mayor proporción de adultos jóvenes con bajo logro educativo. El 28% de los españoles de entre 25 y 34 años no han llegado a titularse en Bachillerato o en Formación Profesional de Grado Medio. El organismo internacional nos sacó ayer los colores, al advertirnos de que la segunda etapa de Secundaria es la «cualificación mínima» que se debe adquirir para tener «una participación exitosa en el mercado laboral». Sin embargo, el porcentaje de los que apenas consiguen unos estudios básicos duplica la media de los países desarrollados (el 14%).

Sólo están peor Turquía (36%), México (44%) y Costa Rica (45%), pero se encuentran en mejor situación países como Colombia (25%). Además, vamos muy mal -los peores de la lista- si nos comparamos con los estados europeos que forman parte de la OCDE, cuya media es el 12%. Los indicadores de nuestros vecinos de la UE-22 son más aceptables en cualquier parte: desde Italia (23%) hasta Eslovenia (4%), pasando por Hungría (13%) o Grecia (8%).

El macroinforme educativo anual de la OCDE, que este lunes se presentó en varios continentes, también nos avisa de las «grandes diferencias en el logro educativo» entre las comunidades autónomas. La proporción de jóvenes poco cualificados es altísima en Extremadura (37%), Murcia (36%), Castilla-La Mancha (34%), Andalucía (34%) y, sobre todo, las ciudades autónomas de Ceuta (38%) y Melilla (41%), gestionadas por el Ministerio de Educación.

Otras regiones, por el contrario, están en sintonía con los estándares. Es el caso de Navarra (14%) y el País Vasco (15%). Al igual que ocurre en el resto de países, aunque aquí de forma más clara, los chicos (33%) están peor que las chicas (22%). Hay 11 puntos porcentuales de diferencia entre el recorrido educativo de ambos sexos, una brecha que también aparece en las estadísticas de repetición de curso y de abandono temprano.

«Hay una gran polarización en la educación española que es inusual», expresó el analista Abel Schumann, director del programa Indicadores de los Sistemas Educativos de la OCDE, en su presentación del estudio en la sede del Ministerio de Educación. Explicó que, por un lado, tenemos más titulados de educación superior que la media (49% frente al 47% de la OCDE y al 46% de la UE-22). Por otro lado, «son altos los niveles de personas que no han llegado a la segunda etapa de Secundaria». En otras palabras, hay muchos universitarios pero faltan perfiles medios.

Las cifras, en todo caso, han mejorado mucho en la última década, porque en 2011 estábamos en un 35% de jóvenes sin estudios postobligatorios. Schumann destacó «el descenso», pero dijo que «ha sido lento, dado el alto nivel de adultos jóvenes con estudios superiores». A su lado, el secretario de Estado de Educación, José Manuel Bar, huyó de triunfalismos y dijo que «hay que seguir mejorando para que cada vez sea menos esta cifra de jóvenes que sólo tienen estudios básicos».

Hay que tener en cuenta que los datos se refieren a los nacidos entre 1987 y 1996, aquellos niños que crecieron en los años de la burbuja inmobiliaria, donde miles de jóvenes dejaban el instituto para trabajar en la construcción. Probablemente estos chicos no se criaron en una cultura donde se valoraran los estudios, algo que comenzó a cambiar con la crisis económica de 2009, donde los altos índices de paro tuvieron, al menos, el efecto compensador de retener a los alumnos más tiempo en las aulas. Desde entonces, el abandono escolar temprano -la principal lacra educativa española- ha bajado cada año hasta situarse en el 13%. Este 28% de jóvenes que no tienen ni el Bachillerato ni la FP de Grado Medio incluye tanto a los que dejaron de estudiar al terminar la enseñanza obligatoria como a los que empezaron estudios postobligatorios pero no los terminaron.

«El indicador debería mejorar bastante a partir de ahora porque el abandono escolar temprano se ha reducido desde 2010», afirma Lucas Gortázar, director de Educación del think tank EsadeEcPol. ¿Pero por qué estos jóvenes dejaron el instituto sin terminar cuando hacerlo les permitiría ganar un 32% más? Gortázar lo achaca al mencionado «bajo interés social por la educación», así como a la falta de oferta de FP, además de a un «sistema de titulación restrictivo donde el que no tiene título no puede seguir estudiando», algo que no pasa en otros países.

«Estos factores están cambiando: las familias están apostando cada vez más por la educación y la FP se está expandiendo porque las administraciones se han dado cuenta por fin de que es la solución a este problema. Pero todavía queda mucho por hacer», añade.

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