Publicamos, en dos entradas, los apuntes que fuimos tomando en una lectura colectiva del libro de Victor Frank. De alguna manera es una invitación a la lectura. Pero sobre todo, es una invitación a la reflexión y al diálogo, en pequeño grupo. Una invitación a su actualización, a su transferencia al contexto actual. Sin muchas pretensiones académicas. No dejan de ser los subrayados de un grupo de personas que no nos dedicamos a la investigación sino a varios trabajos que tienen el denominador común de la pasión por la educación. Y este libro tiene aún hoy mucho que decirnos. Como todo buen libro que nace de una experiencia que tiene un eco profundo en todo tiempo y lugar. Por más que represente un punto de inflexión en la historia.
Esto son sólo unos apuntes. Unos subrayados. El subrayado viene a ser un eco bastante subjetivo que tiene mucho que ver con el momento vital, existencial, que vive la persona que lee. Y todo el mundo sabe que un libro como éste puede tener ecos muy diferentes en diferentes personas y en diferentes momentos de las personas.
Lo dicho sólo pretende expresar que la lectura de unos apuntes, por completos que estos quieran ser, no exime de la lectura del libro. Todo lo contrario, la exige, la provoca, la necesita.
¿QUÉ PRETENDE VICTOR FRANK AL ESCRIBIRLO? Según él mismo nos cuenta
- En primer lugar destaca las siguientes ideas:
- Pretende ser un relato que parte de vivencias personales. Un relato “desde dentro”
- De la vida en un campo de concentración, en este caso en un campo de concentración NAZI, el de Auschwitz.
- Tomando la perspectiva de prisioneros “corrientes y molientes”, no la de presos destacados por alguna razón (cargos, papeles importantes que tuvieron que desempeñar, conductas morales heroicas,…).
- Quiere romper con una idea distorsionada, sentimentalista, romántica, compasiva,… que se pudiera tener de las vivencias de los “supervivientes”. La vida en un campo de trabajo, en un campo de concentración NAZI, es sobre todo UNA DURA BATALLA POR LA SUPERVIVENCIA, que a su vez se compone de miles de batallas cotidianas.
“Los mejores de entre nosotros no regresaron a casa”. La supervivencia hace perder todos los escrúpulos morales: el empleo de la fuerza, el robo y la traición son el ambiente “normal” en una situación así.
- Victor Frank quiere hacer un ENSAYO PSICOLÓGICO, desde la perspectiva de un psiquiatra, que “aporte conocimientos acerca de la psicología o psicopatología de la vida en cautiverio” lo que unido a la “psicopatología de masas” constituyen dos de los grandes aportes en este campo tras la Segunda Guerra Mundial” Se encuentra con un problema de método: ¿Se puede ser al mismo tiempo observador y observado? Es un reto en toda regla.
A continuación las diferentes partes del libro pasan a describir, en esta perspectiva, las tres grandes fases de la vida en un Campo para un prisionero “cualquiera”
LA PRIMERA FASE EN LA VIDA DE UN CAMPO DE CONCENTRACIÓN
- Un shock agudo e intenso. Hay que habituarse a una situación completamente nueva, absolutamente desconocida y brutal. El contraste con lo vivido hasta ahora es tan fuerte que se produce un shock en el pleno sentido psicológico del término.
- Recuperado cierto “aliento”, el prisionero padece lo que se conoce como “la ilusión del indulto”. El prisionero, incapaz de captar la realidad tal y cómo es, incapaz de percibir y de aceptar lo que está ocurriendo, extrae de la realidad indicios que le permitan la ilusión de que lo que va a ocurrir no es tan duro ni tan malo como lo pintan. En otros casos, tratará de amortiguar el bofetón de la realidad buscando una evasión, un trago de aguardiente, un colchón para la conciencia o simplemente un amodorramiento.
- Cabe que en algunos casos se produzca un “abandono” total a las circunstancias sin oponer ninguna resistencia al curso de los acontecimientos.
- Lo más frecuente es, sin embargo, el despojo progresivo, poco a poco, de todas y cada una de las ilusiones que se habían podido ir alimentando. Hasta el momento en el que se decide borrar de la conciencia toda la vida anterior. Es el momento en el que uno toma conciencia del “despojo” total, de estar ante una existencia completamente desnuda. Este proceso comienza con el despojo material (de los pocos bienes que se traen, de los zapatos, de los vestidos, del pelo…) y prosigue y culmina con el despojo espiritual, dónde ya no queda de ti ni el nombre, tan sólo un número.
- Aparece también el humor macabro: hacer “bromas” con la situación. Al ser una situación tan macabra, tan fuera de control,…el humor permite cierto distanciamiento, cierta evasión que impide la locura.
- Se agudiza al mismo tiempo del sentido de la curiosidad. “Estábamos ansiosos por descubrir lo que sucedía detrás de cada acontecimiento, por pequeño que fuera”.
- Se comprueba que muchas creencias más o menos aceptadas por todos, muchos “lugares comunes” en la vida que se llevaba fuera del campo eran mentiras:
- Con mucho frío y el pelo mojado te resfrías… pues no.
- Sin dormir nada es imposible sobrevivir…pues si.
- En determinadas condiciones es imposible dormir… pues no.
- Con suciedad todo se infecta… pues no.
Lo que sí parece cierto es la expresión que dice que “uno se acostumbra a todo”
- Surge la pérdida del temor a la muerte y, con ello, la idea del suicidio, de tirarse a la alambrada electrificada. Después de todo, aquí se iba uno a morir por la decisión de otros. Vivir implicaba querer vivir. Y para sobrevivir había que mostrar y aparentar capacidad de trabajo, lozanía, juventud,… Era fácil dejarse vencer por la idea de morir.
“EN UNA SITUACIÓN ANORMAL, LA CONDUCTA ANORMAL ES LA MÁS NORMAL Y RAZONABLE”.
Nos preguntábamos en nuestros diálogos sobre esta parte del libro si no hay también en nuestra sociedad, en una dosis menos concentrada pero con unos niveles de agresividad y despersonalización muy fuertes, muchos de estos síntomas aquí descritos.
Autor: Manuel Araus.